miércoles, 5 de diciembre de 2012

CAPITULO 5 “Se arrepentirá de haberme desafiado”



Después que Bella se retiró al cuarto donde las dos iban a dormir Marie hizo vigilia al pie de la cama de Jasper. Preparó la poción que iba a facilitar la retirada de las costras de sangre de los ojos del guerrero, sería un largo y delicado trabajo, pues sus párpados parecían pegados. Repetidas veces bañó los ojos de Jasper, en especial las largas pestañas, Marie quería que, cuando despertase lograse levantar los párpados sin dificultad y no se aterrorizase pensando que estaba ciego.

Se le ocurrió  que había algo  familiar en las facciones de ese caballero. Jasper tenía un mentón fuerte, que denotaba terquedad, y una arruga profunda entre las cejas, revelando un hombre con serias preocupaciones.  Su rostro era afilado, con la piel sin manchas y bronceada debido a largas jornadas bajo el sol.

Sería interesante saber de qué color eran sus ojos, y... Marie dio un salto al sentir que le apretaban la muñeca.

—No puedo abrir los ojos. ¿Dónde estoy y quién eres?

Jasper la sujetaba con tanta fuerza que Marie sofocó un gemido. Se dio cuenta que el enfermo estaba demasiado alerta para haber acabado de despertar en ese instante. Debía haber salido de la inconsciencia horas atrás, pero se había quedado muy quieto, para evaluar el ambiente en que se encontraba.

Manteniendo la calma, Marie respondió, sin preocuparse en encubrir su identidad, pues Jasper todavía no lograba ver.

— Estás en el castillo de Edward Masen. Soy Marie, la curandera, y recuperarás la visión si permites que continúe retirando la costra de sangre que hay sobre sus ojos.

Jasper no la soltó, mas aflojó los dedos de su muñeca .

 — ¿Mis ojos fueron heridos?

— No, fue un golpe en la cabeza lo que provocó la hemorragia. Cosí la herida y estarás bien si permaneces en reposo.

Sintió la vacilación, pero pronto Jasper la soltó. 

— No estoy en el calabozo del castillo Masen — murmuró. — Esta cama es blanda.

Marie volvió  a bañarle los ojos con delicadeza.

— Fue decisión de Edward.

Jasper sonrió.

Una costra más profunda se rehusaba a ceder. — Disculpa —dijo Marie. — No quiero que te duela, pero estoy cansada y un poco torpe.

— Puedo soportar cualquier dolor, siempre y cuando vuelva a ver. Por favor, continúa.

Sintiendo la vulnerabilidad de ese hombre tan grande y fuerte, el corazón de Marie se oprimió.

— Me quedaré cuidando de vos hasta que no aguante más.

—Eres un ángel, sin duda.

— Apenas una persona que cuida de los otros con sus hierbas medicinales.

— No. Tus manos son muy suaves, tu voz parece venir del Paraíso, y tu piel es delicada. Debes ser un verdadero ángel que vino a salvarme, y ansío ver tu bello rostro.    

— Podrías  asustarte —bromeó Marie.

— No, porque veré una gran belleza.

— ¿Siempre sos así de lisonjero con todas las mujeres?

— Me impresiona una inteligencia asociada a la belleza —Respondió Jasper con un bostezo.  

— Descansa. La herida de tu cabeza requiere reposo.

— No quiero volver al sueño profundo. 

— Nadie sabe que te despertaste. Por el momento estás a salvo. 

— Sólo porque vos estás a mi lado.

La voz de Jasper se iba haciendo más débil, hasta que volteó la cabeza a un lado y se volvió a dormir.    

— No te preocupes y descansa.

Pero antes de hundirse de vuelta en la inconsciencia, el guerrero susurró.

—No me abandones, Marie...

Hasta que sus ojos comenzaron a cerrarse de cansancio, Marie cuidó de Jasper. Varias veces él se movió e intentó tocarla, volviendo a aquietarse. Pensando que no despertaría hasta el amanecer, Marie se desperezó, dispuesta a levantarse. Pero pronto la mano de Jasper apretó su muñeca.

— No te vayas.

Pero antes de que pudiese calmarlo, el herido ya había vuelto a adormecerse, aunque continuaba sujetándole la muñeca. Por más que intentase Marie no logró soltarse. No quería que nadie más supiese que el prisionero ya había recobrado la consciencia. Sus párpados fueron poniéndose pesados por el cansancio. Sin otra opción, Marie apoyó la cabeza en el pecho de Jasper y también se durmió.

— ¡Suelta a mi hermana ahora mismo o sentirás mi daga perforar tu pecho!

Marie despertó oyendo la voz amenazadora de Bella y sintiendo dos brazos fuertes que vacilaban en soltarla, pero que comenzaban a apartarse con lentitud.

— ¿Cuándo se despertó? —preguntó Bella, ayudando a su gemela a levantarse.   

Marie frotó sus ojos con un bostezo.

— Anoche, y no me amenazó.  

— Mucho mejor, es bueno que continúe comportándose, o tendré que cumplir mi promesa y cortarle la garganta.

— Un ángel del demonio tu hermanita —comentó Jasper sin miedo.    

Bella se inclinó sobre la cama. —Anda sabiendo que este demonio también te tiene que cuidar, y mis manitas no son tan suaves como las de un ángel.

Jasper intentó reírse, pero pronto gimió de dolor.

— No tengo miedo. Este ángel no permitirá que me hagas mal.  

Bella levantó los ojos e hizo una mueca en señal de impaciencia, y miró a Marie. Jasper sonrió. —Tu silencio me dice que dije la verdad y que nada debo temer.

— ¿Cómo diablos haces para que las personas confíen tan rápidamente  en vos? —le preguntó Bella a Marie, apartándose de la cama.

Fue Jasper quien respondió. —El  corazón de Marie es dulce y puro. En  cuanto a vos, hay mucho odio, pero también coraje y generosidad en tu interior.

— ¿Cómo sabes eso? —preguntó Bella.

— Por el tono de las voces de ustedes. Son perfectamente distintos.   

— Menos mal que él no es Edward —comentó Marie con alivio.

— Parece que no quieren mucho a Masen —comentó el enfermo.  

— Eso no es asunto tuyo  —lo censuró Bella mientras hablaba con un dedo sobre los labios alertando a su hermana a tener cuidado con lo que decía. —Debemos irnos, Marie.

— ¡No pueden abandonarme! —pidió Jasper.  

— Claro que podemos —le informó Bella.

— Pero Marie me está curando los ojos —imploró Jasper. —No pueden  dejarme en la oscuridad.  

Marie se sentó en el borde de la cama.

— Si lo tocas, cumpliré mi promesa —Bella amenazó, enviando una mirada de censura a su gemela.  

— No me demoraré Jasper —murmuró Marie. —Volveré con la comida, te ayudaré a alimentarte y me ocuparé de tus ojos.

— ¿Cuánto tiempo tardarás?

 — Si todo sale bien, regresaré al final del día — respondió Marie. —Dejaré un paño humedecido sobre tus párpados, eso va a ayudar —. Examinó los puntos que había dado en la herida de la cabeza. —El corte está cicatrizando bien. No hay señales de infección y apenas una leve hinchazón. Con reposo pronto quedará curada.

— ¿Pensabas que no iba a sobrevivir, mi ángel?

— Estabas inconsciente. No podía prever nada.

— Aún así no desististe de cuidarme.

Marie se rió. —Bien, ese es mi instinto de curandera.

— No, es tu generoso corazón.

— ¡Basta de tonterías por el amor de Dios! —dijo Bella. —Debemos  irnos.

Marie colocó el paño húmedo sobre los ojos de Jasper.

— No me demoraré.  

Bella la agarró por el brazo y la hizo salir del cuarto velozmente. —Edward nos aguarda para el desayuno  —murmuró como si hablase con una niña terca. Marie se detuvo antes de que bajasen las escaleras.

— No sé si es prudente contarle que Jasper despertó. 

— Edward tiene derecho a saber que su enemigo está consciente. Puede ser que cuando Jasper recupere la visión se torne peligroso. Sé que le tomaste cariño pero Edward tiene razón cuando dice que Jasper actuó mal al atacar sus tierras.            

Marie pensó un poco y tuvo una idea—: Voy a decirle a Edward que Jasper comenzó a balbucear y moverse, y que podrá despertar en breve.

— Muy bien. Cuando él recupere la vista se lo contarás a Edward o se  lo contaré yo.

— De acuerdo —replicó Marie, satisfecha. —Apúrate, porque tengo hambre.  

Bella la miró con expresión extrañada. —Nunca te oí decir eso. Pero es bueno, porque yo también podría comerme un buey entero.

Con un movimiento brusco, desafió a su hermana a una carrera, y ambas llegaron al salón principal lanzando grandes carcajadas.

Edward las saludó con una inclinación de cabeza y volvió a dirigirse a Emmett, sentado a su lado.

Las gemelas fueron dejadas en paz para comer y conversar a solas.
De hecho Marie comió más de lo habitual, dudando que tuviera tiempo de alimentarse otra vez hasta el anochecer. Necesitaba cuidar a Jasper, y cuando él estuviese durmiendo iba a verificar la situación de los otros prisioneros heridos.

— Cálmate —susurró Bella. —Pareces lista para salir corriendo.

— Tengo mucho que hacer —retrucó Marie en el mismo tono de voz.

— Seguro, Edward hizo planes para nosotras. Dejó bien en claro para mí que planea descubrir quién es quién, por eso debemos ser extremadamente cautelosas con todo lo que hacemos o decimos. Vos te manejas mejor con él que yo, y ya que no consigue diferenciarnos, no sabe con quién está hablando. Bastará con que continuemos de vez en cuando confundiéndolo, actuando como la otra actuaría.

— ¿Y cómo le vamos a hacer cuando se quede a solas conmigo? —Marie bajó la voz de modo que sólo su hermana la oyese—: Porque tal vez Edward sienta, en tu presencia, una atracción que no le pasa conmigo. Además, me parece bien que vos lo pongas a prueba, pues tal vez acabes por considerarlo un buen candidato.

— Yo busco amor y Edward no —le recordó Bella.

— Señoritas —Interrumpió el anfitrión, haciéndolas estremecer. El lord Masen se levantó y se aproximó lentamente, con una sonrisa maliciosa en los labios y un brillo demoníaco en la mirada. Bella reaccionó pronto sonriendo también.

— Es una bella mañana para pasear. ¿Cuál de las dos me acompañará?

Sin darles tiempo de responder extendió la mano hacia Marie, Bella sintió el pánico de su hermana, aunque esta se dominase muy bien. 

Edward no notó la sonrisa forzada ni la mirada que ella le dirigió a Bella, pidiendo socorro. Con presencia de espíritu, Bella trató de distraerlo. —Qué bueno que escogiste a mi hermana. Yo ya pasé  demasiado tiempo a solas en tu compañía ayer.

— Ambas hacen muy bien ese juego. Admiro a oponentes inteligentes —replicó Edward, ofreciéndole la mano para que se levantase, y aproximando su rostro de modo amenazador. —Quizás, pueda besarla otra vez hoy —murmuró Edward astutamente.

— Ya te dije ayer que estás siendo muy arrogante al pensar que yo deseo retribuir tus besos.  

La respuesta inesperada y ágil de Marie hizo que Bella respirase con alivio. Su hermana había vuelto a confundir al guerrero.

De inmediato, Edward soltó la mano que sujetaba y miró a Bella con expresión confusa.

— ¡Mierda! ¿Quién es quién?

Bella contuvo la risa que afloraba en sus labios. Se sentía muy   contenta cada vez que confundían a Edward, haciéndolo dudar de sus propias elecciones. Con expresión consternada, murmuró—: Tengo un enfermo que cuidar.

— Creo que no —replicó Edward, apartándose de Marie—. Vos serás quien me acompañe en el paseo.

— ¿Estás seguro? —preguntó Bella—. Pareces muy indeciso hoy.

— Se están burlando de mí, pero no triunfarán en su intento. Sé a quién estoy invitando a pasear. —Edward finalizó en tono decidido.

— ¿Y quién será? —desafió Bella sin perder el aire serio y recatado.

Con un gesto rápido, Edward le tomó la mano—. La gemela que se arrepentirá de haberme desafiado.

6 comentarios:

  1. Hola nenita es grato saber que estas de vuelta, gracias x el capitulo,me encanto gracías...

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  2. Hola me acuerdo de esta historia...!! que habia comenzado a leerla...!!!! estuvo muy bueno el capituloo!!!! gracias por volver...! beso buen dia!

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  3. FELIZ NAVIDAD...que pases una muy buena nochebuena...que santa te traiga muchos regalos...pasalo rodeada de mucho amor...!
    feliz navidad!!

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  4. HOLA PASO A SALUDAR!...FELIZ AÑO NUEVOOO QUE LO PASES HERMOSO ... QUE EMPIECES EL 2013 MUY BIEN...LO MEJOR PARA TI EN ESTE NUEVO AÑO QUE COMIENZAA...!!!FELIZ AÑO NUEVOO!!! besos enormes!

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  5. ME gusto mucho esta historia, pero pense que ya no escribirias más.
    Cada cuanto actualizas?????????????

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