Después que Bella se retiró al cuarto donde
las dos iban a dormir Marie hizo vigilia al pie de la cama de Jasper. Preparó
la poción que iba a facilitar la retirada de las costras de sangre de los ojos
del guerrero, sería un largo y delicado trabajo, pues sus párpados parecían
pegados. Repetidas veces bañó los ojos de Jasper, en especial las largas
pestañas, Marie quería que, cuando despertase lograse levantar los párpados sin
dificultad y no se aterrorizase pensando que estaba ciego.
Se le ocurrió que había algo familiar en las facciones de ese caballero.
Jasper tenía un mentón fuerte, que denotaba terquedad, y una arruga profunda
entre las cejas, revelando un hombre con serias preocupaciones. Su rostro era afilado, con la piel sin
manchas y bronceada debido a largas jornadas bajo el sol.
Sería interesante saber de qué color eran
sus ojos, y... Marie dio un salto al sentir que le apretaban la muñeca.
—No puedo abrir los ojos. ¿Dónde estoy y
quién eres?
Jasper la sujetaba con tanta fuerza que
Marie sofocó un gemido. Se dio cuenta que el enfermo estaba demasiado alerta
para haber acabado de despertar en ese instante. Debía haber salido de la
inconsciencia horas atrás, pero se había quedado muy quieto, para evaluar el
ambiente en que se encontraba.
Manteniendo la calma, Marie respondió, sin
preocuparse en encubrir su identidad, pues Jasper todavía no lograba ver.
— Estás en el castillo de Edward Masen. Soy
Marie, la curandera, y recuperarás la visión si permites que continúe retirando
la costra de sangre que hay sobre sus ojos.
Jasper no la soltó, mas aflojó los dedos de
su muñeca .
—
¿Mis ojos fueron heridos?
— No, fue un golpe en la cabeza lo que
provocó la hemorragia. Cosí la herida y estarás bien si permaneces en reposo.
Sintió la vacilación, pero pronto Jasper la
soltó.
— No estoy en el calabozo del castillo
Masen — murmuró. — Esta cama es blanda.
Marie volvió a bañarle los ojos con delicadeza.
— Fue decisión de Edward.
Jasper sonrió.
Una costra más profunda se rehusaba a
ceder. — Disculpa —dijo Marie. — No quiero que te duela, pero estoy cansada y
un poco torpe.
— Puedo soportar cualquier dolor, siempre y
cuando vuelva a ver. Por favor, continúa.
Sintiendo la vulnerabilidad de ese hombre
tan grande y fuerte, el corazón de Marie se oprimió.
— Me quedaré cuidando de vos hasta que no
aguante más.
—Eres un ángel, sin duda.
— Apenas una persona que cuida de los otros
con sus hierbas medicinales.
— No. Tus manos son muy suaves, tu voz
parece venir del Paraíso, y tu piel es delicada. Debes ser un verdadero ángel
que vino a salvarme, y ansío ver tu bello rostro.
— Podrías
asustarte —bromeó Marie.
— No, porque veré una gran belleza.
— ¿Siempre sos así de lisonjero con todas
las mujeres?
— Me impresiona una inteligencia asociada a
la belleza —Respondió Jasper con un bostezo.
— Descansa. La herida de tu cabeza requiere
reposo.
— No quiero volver al sueño profundo.
— Nadie sabe que te despertaste. Por el
momento estás a salvo.
— Sólo porque vos estás a mi lado.
La voz de Jasper se iba haciendo más débil,
hasta que volteó la cabeza a un lado y se volvió a dormir.
— No te preocupes y descansa.
Pero antes de hundirse de vuelta en la
inconsciencia, el guerrero susurró.
—No me abandones, Marie...
Hasta que sus ojos comenzaron a cerrarse de
cansancio, Marie cuidó de Jasper. Varias veces él se movió e intentó tocarla,
volviendo a aquietarse. Pensando que no despertaría hasta el amanecer, Marie se
desperezó, dispuesta a levantarse. Pero pronto la mano de Jasper apretó su
muñeca.
— No te vayas.
Pero antes de que pudiese calmarlo, el
herido ya había vuelto a adormecerse, aunque continuaba sujetándole la muñeca.
Por más que intentase Marie no logró soltarse. No quería que nadie más supiese
que el prisionero ya había recobrado la consciencia. Sus párpados fueron
poniéndose pesados por el cansancio. Sin otra opción, Marie apoyó la cabeza en
el pecho de Jasper y también se durmió.
— ¡Suelta a mi hermana ahora mismo o
sentirás mi daga perforar tu pecho!
Marie despertó oyendo la voz amenazadora de
Bella y sintiendo dos brazos fuertes que vacilaban en soltarla, pero que
comenzaban a apartarse con lentitud.
— ¿Cuándo se despertó? —preguntó Bella,
ayudando a su gemela a levantarse.
Marie frotó sus ojos con un bostezo.
— Anoche, y no me amenazó.
— Mucho mejor, es bueno que continúe
comportándose, o tendré que cumplir mi promesa y cortarle la garganta.
— Un ángel del demonio tu hermanita
—comentó Jasper sin miedo.
Bella se inclinó sobre la cama. —Anda
sabiendo que este demonio también te tiene que cuidar, y mis manitas no son tan
suaves como las de un ángel.
Jasper intentó reírse, pero pronto gimió de
dolor.
— No tengo miedo. Este ángel no permitirá
que me hagas mal.
Bella levantó los ojos e hizo una mueca en
señal de impaciencia, y miró a Marie. Jasper sonrió. —Tu silencio me dice que
dije la verdad y que nada debo temer.
— ¿Cómo diablos haces para que las personas
confíen tan rápidamente en vos? —le
preguntó Bella a Marie, apartándose de la cama.
Fue Jasper quien respondió. —El corazón de Marie es dulce y puro. En cuanto a vos, hay mucho odio, pero también
coraje y generosidad en tu interior.
— ¿Cómo sabes eso? —preguntó Bella.
— Por el tono de las voces de ustedes. Son
perfectamente distintos.
— Menos mal que él no es Edward —comentó
Marie con alivio.
— Parece que no quieren mucho a Masen —comentó
el enfermo.
— Eso no es asunto tuyo —lo censuró Bella mientras hablaba con un
dedo sobre los labios alertando a su hermana a tener cuidado con lo que decía.
—Debemos irnos, Marie.
— ¡No pueden abandonarme! —pidió
Jasper.
— Claro que podemos —le informó Bella.
— Pero Marie me está curando los ojos
—imploró Jasper. —No pueden dejarme en
la oscuridad.
Marie se sentó en el borde de la cama.
— Si lo tocas, cumpliré mi promesa —Bella
amenazó, enviando una mirada de censura a su gemela.
— No me demoraré Jasper —murmuró Marie.
—Volveré con la comida, te ayudaré a alimentarte y me ocuparé de tus ojos.
— ¿Cuánto tiempo tardarás?
— Si
todo sale bien, regresaré al final del día — respondió Marie. —Dejaré un paño
humedecido sobre tus párpados, eso va a ayudar —. Examinó los puntos que había
dado en la herida de la cabeza. —El corte está cicatrizando bien. No hay
señales de infección y apenas una leve hinchazón. Con reposo pronto quedará
curada.
— ¿Pensabas que no iba a sobrevivir, mi
ángel?
— Estabas inconsciente. No podía prever
nada.
— Aún así no desististe de cuidarme.
Marie se rió. —Bien, ese es mi instinto de
curandera.
— No, es tu generoso corazón.
— ¡Basta de tonterías por el amor de Dios!
—dijo Bella. —Debemos irnos.
Marie colocó el paño húmedo sobre los ojos
de Jasper.
— No me demoraré.
Bella la agarró por el brazo y la hizo
salir del cuarto velozmente. —Edward nos aguarda para el desayuno —murmuró como si hablase con una niña terca.
Marie se detuvo antes de que bajasen las escaleras.
— No sé si es prudente contarle que Jasper
despertó.
— Edward tiene derecho a saber que su
enemigo está consciente. Puede ser que cuando Jasper recupere la visión se
torne peligroso. Sé que le tomaste cariño pero Edward tiene razón cuando dice
que Jasper actuó mal al atacar sus tierras.
Marie pensó un poco y tuvo una idea—: Voy a
decirle a Edward que Jasper comenzó a balbucear y moverse, y que podrá
despertar en breve.
— Muy bien. Cuando él recupere la vista se
lo contarás a Edward o se lo contaré yo.
— De acuerdo —replicó Marie, satisfecha.
—Apúrate, porque tengo hambre.
Bella la miró con expresión extrañada.
—Nunca te oí decir eso. Pero es bueno, porque yo también podría comerme un buey
entero.
Con un movimiento brusco, desafió a su
hermana a una carrera, y ambas llegaron al salón principal lanzando grandes
carcajadas.
Edward las saludó con una inclinación de
cabeza y volvió a dirigirse a Emmett, sentado a su lado.
Las gemelas fueron dejadas en paz para
comer y conversar a solas.
De hecho Marie comió más de lo habitual,
dudando que tuviera tiempo de alimentarse otra vez hasta el anochecer.
Necesitaba cuidar a Jasper, y cuando él estuviese durmiendo iba a verificar la
situación de los otros prisioneros heridos.
— Cálmate —susurró Bella. —Pareces lista
para salir corriendo.
— Tengo mucho que hacer —retrucó Marie en
el mismo tono de voz.
— Seguro, Edward hizo planes para nosotras.
Dejó bien en claro para mí que planea descubrir quién es quién, por eso debemos
ser extremadamente cautelosas con todo lo que hacemos o decimos. Vos te manejas
mejor con él que yo, y ya que no consigue diferenciarnos, no sabe con quién
está hablando. Bastará con que continuemos de vez en cuando confundiéndolo,
actuando como la otra actuaría.
— ¿Y cómo le vamos a hacer cuando se quede
a solas conmigo? —Marie bajó la voz de modo que sólo su hermana la oyese—:
Porque tal vez Edward sienta, en tu presencia, una atracción que no le pasa
conmigo. Además, me parece bien que vos lo pongas a prueba, pues tal vez acabes
por considerarlo un buen candidato.
— Yo busco amor y Edward no —le recordó
Bella.
— Señoritas —Interrumpió el anfitrión,
haciéndolas estremecer. El lord Masen se levantó y se aproximó lentamente, con
una sonrisa maliciosa en los labios y un brillo demoníaco en la mirada. Bella
reaccionó pronto sonriendo también.
— Es una bella mañana para pasear. ¿Cuál de
las dos me acompañará?
Sin darles tiempo de responder extendió la
mano hacia Marie, Bella sintió el pánico de su hermana, aunque esta se dominase
muy bien.
Edward no notó la sonrisa forzada ni la
mirada que ella le dirigió a Bella, pidiendo socorro. Con presencia de
espíritu, Bella trató de distraerlo. —Qué bueno que escogiste a mi hermana. Yo
ya pasé demasiado tiempo a solas en tu
compañía ayer.
— Ambas hacen muy bien ese juego. Admiro a
oponentes inteligentes —replicó Edward, ofreciéndole la mano para que se
levantase, y aproximando su rostro de modo amenazador. —Quizás, pueda besarla
otra vez hoy —murmuró Edward astutamente.
— Ya te dije ayer que estás siendo muy
arrogante al pensar que yo deseo retribuir tus besos.
La respuesta inesperada y ágil de Marie
hizo que Bella respirase con alivio. Su hermana había vuelto a confundir al
guerrero.
De inmediato, Edward soltó la mano que
sujetaba y miró a Bella con expresión confusa.
— ¡Mierda! ¿Quién es quién?
Bella contuvo la risa que afloraba en sus
labios. Se sentía muy contenta cada vez
que confundían a Edward, haciéndolo dudar de sus propias elecciones. Con
expresión consternada, murmuró—: Tengo un enfermo que cuidar.
— Creo que no —replicó Edward, apartándose
de Marie—. Vos serás quien me acompañe en el paseo.
— ¿Estás seguro? —preguntó Bella—. Pareces
muy indeciso hoy.
— Se están burlando de mí, pero no
triunfarán en su intento. Sé a quién estoy invitando a pasear. —Edward finalizó
en tono decidido.
— ¿Y quién será? —desafió Bella sin perder
el aire serio y recatado.
Con un gesto rápido, Edward le tomó la
mano—. La gemela que se arrepentirá de haberme desafiado.
Hola nenita es grato saber que estas de vuelta, gracias x el capitulo,me encanto gracías...
ResponderEliminarmuchas gracias, que bueno que te gustó... :)
EliminarHola me acuerdo de esta historia...!! que habia comenzado a leerla...!!!! estuvo muy bueno el capituloo!!!! gracias por volver...! beso buen dia!
ResponderEliminarFELIZ NAVIDAD...que pases una muy buena nochebuena...que santa te traiga muchos regalos...pasalo rodeada de mucho amor...!
ResponderEliminarfeliz navidad!!
HOLA PASO A SALUDAR!...FELIZ AÑO NUEVOOO QUE LO PASES HERMOSO ... QUE EMPIECES EL 2013 MUY BIEN...LO MEJOR PARA TI EN ESTE NUEVO AÑO QUE COMIENZAA...!!!FELIZ AÑO NUEVOO!!! besos enormes!
ResponderEliminarME gusto mucho esta historia, pero pense que ya no escribirias más.
ResponderEliminarCada cuanto actualizas?????????????