— ¡Vamos a ser papás! —esa palabra retumbó con mucha fuerza en la cabeza de Edward, un bebé era lo que él más había deseado desde que pensó en formar una familia con Bella, pero no podía creer que fuera a suceder tan rápido.
— ¡Un bebé, voy a ser papá! —dijo con un brillo en los verdes ojos, uno que Bella nunca le había visto.
—Así es Edward, tu esposa tiene un embarazo de cinco semanas —le confirmó Eleazar con una gran sonrisa.
De repente Bella vio que algo brillaba en la mejilla de Edward, no podía ser, estaba llorando, esa era la primera vez que ella veía llorar al duro empresario griego, tiernamente con el dorso de su mano limpió las lagrimas que le siguieron a ésta.
Cuando Edward sintió ese cálido toque volteó a verla, ella también estaba llorando. Aún no podía creer que esa maravillosa mujer fuera a darle un hijo, no después de todo lo que él le había hecho, jamás se cansaría de dar gracias a la vida de haberla conocido, pero sobre todo de haber conseguido su perdón.
—Estás llorando —dijo Bella recogiendo una de sus lágrimas con el dedo.
—La primera y última vez que lloré fue cuando te deje, pero ahora lloro de felicidad, gracias por ésta alegría tan enorme, te amo —dijo mientras le tomaba el rostro entre las manos y la besaba con ternura.
Ese acto hizo que Bella se derritiera por dentro, él nunca había sido una persona muy expresiva con sus sentimientos, y el que le confesara aquello significaba mucho, ella era la única persona por la que Edward era capaz de llorar, y ahora su hijo, no cabía duda, amaba a ese hombre más que a su propia vida, por eso estaba dispuesta a olvidar todo el pasado y empezar de nuevo.
—Yo también te amo —dijo cuando liberó sus labios.
Un pequeño carraspeo les hizo recordar que no se encontraban solos. Edward sonrió y Bella se puso roja desde el cuello hasta la raíz del cabello, Eleazar comenzó a reír.
—Me da gusto ver que este pequeño llegará a este mundo con una familia estable y que se quiere, ahora Bella te voy a recomendar al mejor ginecólogo de este hospital para que se encargue de tu embarazo y haga tu primer ultrasonido.
—Gracias Eleazar, pero eso no será necesario, mi esposa y yo volveremos a Atenas, lo único que si te agradecería sería el ultrasonido, quiero saber cómo se encuentra nuestro bebé —dijo Edward, al instante Bella se tensó en su lugar y él lo sintió.
—Claro Edward, en un momento regreso, voy a preparar las cosas.
Eleazar salió del consultorio, y Edward volteo a ver a Bella, todo el color se había ido de su rostro.
— ¿Qué te sucede amor? ¿Acaso dije algo malo? —le preguntó acariciando su mejilla.
—Dijiste que volveríamos a Atenas… —le contestó en un susurro.
— ¿Es qué no quieres?
—No quiero vivir de nuevo con tu mamá —dijo firmemente, no quería que fuera como la primera vez.
Edward esbozó una pequeña sonrisa, Bella ya no era la misma niña sumisa con la que se había casado, y eso le gustaba.
—No te preocupes amor, no viviremos con mi madre, ella tiene su propia casa. En el tiempo que regresé a Grecia me encargue de comprar nuestra propia casa, ya está lista para que nos mudemos, sólo que no sabía lo del bebé, habrá que preparar su habitación.
— ¿Es enserio? —preguntó ella con emoción, por fin Edward le estaba dando su lugar.
—Por supuesto amor, nunca volveré a cometer los mismos errores del pasado, ésta vez no permitiré malos entendidos y mucho menos que te vuelvas a ir de mi vida, tú lo eres todo para mí, tú y ahora nuestro bebé.
Bella sonrió y se lanzó a sus brazos, más lágrimas de felicidad emanaban de sus ojos, ahora no tenía las más mínima duda de que sería muy feliz al lado del hombre que amaba.
—Muy bien, todo está listo. Acompáñenme —dijo Eleazar que entraba al consultorio.
—Toma, ponte está bata por favor — le dio una bata de dos piezas y le indicó en donde se cambiara, se fue acompañada por una enfermera.
—Muy bien, ahora recuéstate en la camilla y descúbrete el vientre por favor —le dijo en cuanto regresó, mientras tomaba un pequeño frasco de una vitrina— esto se sentirá un poco frío, ¿de acuerdo?
—Está bien doctor.
Le colocó el gel provocándole cosquillas en el vientre, cosa que la hizo reír, Edward la vio con el ceño fruncido.
—Lo siento, es que me dieron cosquillas —le dijo con una sonrisa.
Sin poder evitarlo, Edward sonrió, su mujer tenía también su lado infantil, definitivamente nunca se aburriría de ella.
Eleazar colocó el transductor en su vientre y las imágenes comenzaron a proyectarse en la pantalla.
— ¿Ese… ese es mi bebé? —preguntó Bella tratando de contener las lágrimas.
—Así es, esa es la primera imagen de su bebé.
De repente un ruido extraño inundó la habitación provocando que Bella se asustara.
— ¿Qué es ese ruido? ¿Es qué algo está mal?
—No te preocupes amor, todo está bien —le dijo Edward dándole un beso en la mejilla.
—Es el latido de su corazoncito, el sonido es fuerte. El tamaño del feto es completamente normal, el flujo de sangre también, al menos por el momento no encuentro anormalidades. Parece ser que todo está perfecto.
Bella sintió que era el momento más feliz de su vida, por primera vez en muchos años por fin se sentía completa, no le faltaba nada más, tenía al amor de su vida, y ahora un pequeño pedacito de los dos que crecía dentro de ella.
Terminó su consulta médica y se fueron del hospital abrazados, como dos adolescentes enamorados, Bella sentía que caminaba sobre nubes, y Edward se sentía el hombre más afortunado del mundo.
No hablaron en todo el camino de regreso, Edward iba tomándole una mano, y ella llevaba la otra sobre el vientre y mantenía los ojos cerrados, ahora entendía el sueño que tuvo con ese pequeño hermoso de ojos verdes, ya deseaba tenerlo entre sus brazos.
Él iba pensando en el maravilloso futuro que le esperaba al lado de su esposa, tendría que delegar más obligaciones de la empresa a sus trabajadores, no volvería a abandonar a lo más valioso y arriesgarse a perderlo otra vez, no cometería de nuevo los errores del pasado. Por fin comprendía cómo se había sentido Bella, y no la culpaba, la había abandonado en su afán por hacerse de una fortuna y un respeto que ahora poseía.
Llegaron al apartamento y Edward pasó toda la tarde con ella, mimándola. En la noche mientras cenaban, alguien llamó a la puerta.
— ¿Esperas a alguien? —le preguntó viéndola con el ceño fruncido.
—No, no tengo ni la más mínima idea de quién será —dijo mientras se levantaba para abrir.
—No te preocupes amor, yo abro —dijo mientras se levantaba y se dirigía a la puerta.
Al abrir, una enorme figura masculina ocupaba casi todo el marco de la puerta, Edward se quedó congelado al ver de quién se trataba, y el hombre del otro lado de la puerta se quedó de igual manera.
— ¿Qué haces tú aquí? —preguntó Emmett con la furia reflejada en el rostro— ¿Dónde está mi pequeña?
—Bella está adentro —contestó Edward con los puños fuertemente apretados.
—Pero aún no me respondes, ¿qué haces tú aquí?
Edward estaba a punto de contestar cuando Bella gritó de emoción.
— ¡Emmett!, ¡oso, que alegría verte! —y se lanzó a sus brazos.
Emmett la recibió con gran emoción, Bella y él siempre habían sido muy apegados el uno con el otro, además era como su hermana pequeña.
—¡Belly, hermanita!, ¡Cuánto tiempo sin vernos! —dijo mientras la colocaba nuevamente en el suelo, alejándola de Edward.
—Así es, hace más de siete años.
—Eso me recuerda Belly, ¿qué hace este tipo en tu casa? ¿Quién es?
Bella bajó la mirada, tendría que pedirle disculpas a Emmett por haberle ocultado la verdad durante tanto tiempo. Volteo a ver a Edward, este solo hizo un asentimiento con la cabeza, y le sonrió para infundirle valor, con ese gesto le hizo saber que él la apoyaba.
—Antes de explicarte todo, entra Em. La verdad es que hay mucho de qué hablar.
Mientras pasaba al lado de Edward le lanzó una mirada fría, aún no olvidaba como ese hombre había tratado a su hermana aquel terrible día. Después de que ese hombre abandonara su departamento, Bella se había sumido en un mar de lagrimas, encerrándose en su propio mundo, y lo peor de todo es que él no había entendido nada.
Los tres tomaron asiento en la sala, Edward se sentó al lado de Bella y le tomó la mano para infundirle valor, ella tenía que hablar primero con su primo, y después él pediría disculpas, ahora frente a Emmett se sentía como un total estúpido.
—Bueno Em, déjame presentarte a Edward Cullen… —hizo una pausa— él es mi… mi esposo —terminó presionando fuertemente la mano de Edward.
— ¿Tú esposo? —preguntó Emmett parándose de golpe del sofá.
—Así es, soy su esposo —dijo Edward mientras trataba de calmar a Bella haciendo pequeños círculos en el dorso de su mano, no era bueno que se alterara en su estado.
— ¿Tú eres el tipo que nos encontró en mi apartamento, no es cierto?
—Sí.
—¿Ósea qué el día que nos encontraste y la trataste mal, tu pensaste que nosotros éramos…? —no pudo terminar su pregunta, el solo hecho de pensar aquello le revolvía el estómago.
—Amantes, sí —terminó Edward por él.
—Y la dejaste, no conforme con que la insultaste te atreviste a abandonarla.
—Sí, pero ahora sé que fui un estúpido, y también tengo que pedirte perdón a ti Emmett.
—¿Sabes?, sería muy fácil perdonarte, sobre todo ahora que "mi hermanita" te ha perdonado, pero antes de hacerlo necesito hacer una cosa —dijo mientras se levantaba del sofá. Edward y Bella estaban igual de confundidos.
Emmett se acercó a ellos con la furia reflejada en sus ojos, eso asustó a Bella que soltó a Edward y se paró enfrente de Emmett.
—¡Em! ¿Qué vas a...? —pero no la dejó terminar, esquivó su pequeño cuerpo con facilidad y se dirigió directamente a Edward.
Sin avisar le propinó un fuerte golpe en la mejilla izquierda, Edward salió disparado hacia atrás y aterrizó en el sofá en el que había estado sentado con Bella.
— ¡Emmett, no! —gritó Bella mientras corría para detener a Emmett que ya se había abalanzado sobre su esposo.
Pero se sorprendió al darse cuenta de que no lo había hecho para seguir golpeándolo. Emmett le ofreció su mano a Edward para ayudarlo a incorporarse, éste la acepto.
—Espero que eso te haya servido para darte cuenta que Belly no está sola, y espero que nunca vuelvas a dudar de ella —le dijo Emmett con una sonrisa al ver que su golpe había dejado huella.
—Créeme, nunca lo olvidaré. Pero no sólo lo hiciste por eso, ¿no es verdad? —le contestó Edward mientras se tocaba el área que ya se encontraba hinchada.
—Es cierto, también lo hice porque me lo debías, la hiciste sufrir, y nadie se mete con mi familia, Cullen.
— ¿Entonces ya no estás molesto oso? —preguntó Bella tomándole las manos.
—Un poco Belly, pero si tu eres feliz al lado de él, por mi no hay problema, sabes que lo único que siempre he querido es tu felicidad. Aunque si tengo una duda, ¿por qué durante el tiempo que estuviste conmigo, nunca me dijiste que te habías casado?
—Pues eso no lo sé ni yo misma, creo que tenía miedo, todo había sucedido tan deprisa, todavía no lo asimilaba, y duró tan poco que no tuve tiempo de asimilarlo —una nota de tristeza cruzó su voz, al momento Edward ya estaba a su lado con la culpa reflejada en su rostro, lo acarició con ternura y continuó— pero esos fueron errores del pasado, y cómo no estoy dispuesta a cometerlos de nuevo tendré que darte a ti primero la nueva noticia, no importa que después la duende me acecine…—tomó aire— ¡Em, vas a ser tío! —terminó con una gran sonrisa, mientras acariciaba su plano vientre.
La cara de Emmett en ese momento fue muy graciosa, pasó desde la sorpresa, la felicidad para terminar en la furia.
—¡Maldito, embarazaste a mi prima! —gritó, iba a lanzársele encima nuevamente a Edward, pero Bella lo detuvo.
—¡Emmett McCarty!, ¡Tranquilízate!
Emmett respiró, contó todos los números que se sabía y exhaló, por fin volvió a ver a Bella a los ojos después de su rutina de relajamiento.
—Lo siento Belly, pero es que tú eres mi pequeña —dijo haciendo un tierno pucherito, en el fondo seguía siendo un niño— mi pequeña espera un bebé, voy a ser tío —por fin su rostro se iluminó en cuanto analizó lo que estaba ocurriendo.
—Así es grandote, vas a ser tío, y yo mamá y Edward papá…
Se escuchó un portazo, y un fuerte grito a sus espaldas.
—¡¿Qué?
—Alice —dijeron Emmett y Bella al mismo tiempo, mientras cerraban los ojos.
— ¿Escuche bien?, ¡Isabella Marie Swan!, ¡Vas a ser mamá y no me lo dijiste! —gritó Alice furiosa mientras se dirigía hacia ellos, un pequeño de unos tres años iba de su mano.
—Alice no te enojes, claro que te iba a dar la noticia, pero…
— ¡Pero se la diste primero a éste oso traicionero!
—Hola Alice, a mí también me da gusto verte —dijo Emmett aguantando una sonrisa, siempre se había divertido mucho con las rabietas de la duende.
—Cállate Emmett, no puedo creer que no me lo dijeran, los dos son unos traidores.
—Tú tienes la culpa por nunca avisar cuando vendrás a verme. Eso me hace recordar que tienes que devolverme mi llave Alice.
—Sí, claro, ya ni siquiera me quieres en tu casa, si quieres tu llave ten tu llave, ni quien la quiera —dijo extendiéndole la llave, Bella la tomó.
—Ya pequeña, claro que te lo iban a decir, sólo que yo llegué de sorpresa y te gané la noticia. Ya perdónanos y déjame ver a mi pequeño campeón —dijo Emmett mientras tomaba a Evan entre sus brazos.
—De acuerdo Emmett, tienes razón, prometo solemnemente no volver a exaltarme de esta manera — dijo poniendo su mano derecha en el corazón.
Emmett y Bella se vieron a los ojos y se botaron de risa, Alice siempre prometía lo mismo. La pequeña duende sólo rodo sus ojos y abrazó a su primo.
—Y Em, a mí también me da mucho gusto verte —le dijo con una gran sonrisa, el oso besó su frente y la de su sobrino.
—Qué bonito, mi loca familia reunida —dijo Bella con un suspiro, fue en ese momento que Alice reparó en la presencia de Edward.
— ¡Edward!, ¿Tú aquí? —preguntó mirando preocupadamente a Edward y a Emmett.
—Así es Alice, tú prima por fin decidió concederme su perdón y aquí estoy limando asperezas con tu primo —dijo con una gran sonrisa, por primera vez en su vida se sentía en familia.
—Pues me da mucho gusto, porque mi próximo sobrino o sobrina se merece una verdadera familia.
—Así es, y como Belly me quiere mucho, si es niño le pondrá Emmett —Alice le propinó un golpe en la cabeza y todos comenzaron a reírse.
— ¿Qué, de qué se ríen?, lo decía en serio —dijo cruzándose de brazos y haciendo un puchero.
—Hay Em, tu nunca cambias, por eso te quiero mucho —dijo Bella abrazándolo.
—Bueno grandote y a qué debemos tú honorable presencia —dijo Alice una vez que todos hubieron tomado asiento.
—Les venía a dar las nuevas noticias, en mi trabajo me ascendieron y tendré que mudarme a Estados Unidos.
—Eso es fantástico Em, pero ahora te veremos menos —dijo Bella con la tristeza en su voz.
—No es justo, me quedaré sola, Em se va a Estados Unidos, y Bella se irá a Grecia —se quejo Alice con una sonrisa triste.
—No te preocupes Alice, cómo yo no podré continuar con el negocio del catering tendrás que encargarte de él, ahora será para ti y para mi mostrito favorito, y cuando quieras podrás ir a verme a Atenas, y yo vendré a visitarte todas las veces que tú me lo pidas —le dijo Bella mientras Edward asentía con la cabeza.
—Y yo no desapareceré de la faz de la tierra, soy demasiado hermoso como para someterlas a la tortura de no volver a verme enanas, claro que vendré a visitarlas. Y espero que cuando regrese no sea solo.
—Está bien, los quiero mucho.
Estuvieron platicando un rato más hasta que fue el momento de despedirse, Emmett salía al otro día muy temprano, tomaría un avión directo hacía Nueva York, y Edward y Bella salían también muy temprano hacía Atenas.
En cuanto se quedaron solos, Bella sintió nervios, sabía lo que seguía y lo deseaba, pero sentía como si fuera su primera vez.
—Por fin solos —le dijo Edward con una sonrisa picarona, ella sólo asintió con la cabeza— ¿estás nerviosa?
—Algo, no sé, me siento muy diferente.
—Es qué esto es nuevo amor, ahora me encargaré de que todo sea diferente, quiero que seas muy feliz, y yo seré feliz a tu lado.
—Te amo.
—Yo también.
La tomó por la cintura y la atrajo hacia su cuerpo, tomó su labio inferior entre sus labios y la beso con amor y con ternura, la alzó y la llevó hacía el dormitorio. Ahí se entregaron en cuerpo y alma el uno al otro, el no dejó de darle tiernos besos en el vientre mientras le proporcionaba un placer exorbitante. Ambos se quedaron dormidos con sus cuerpos entrelazados. De ahora en adelante siempre serían uno.
Edward despertó primero, le dio un tierno beso en la frente y se dio un baño, cuando salió ella apenas estaba despertando.
—Lo siento, sentía mucho sueño —le dijo con voz adormilada.
—No te preocupes, anoche te cansaste mucho, y con nuestro bebé tienes que descansar más, ahora date un baño y yo preparo el desayuno.
—¿Sabes cocinar? —preguntó divertida.
—Mmmm… se preparar huevos, y… huevos, ah y también huevos —contestó riendo.
—Mmmm huevos suena delicioso —dijo ella riendo también.
—Perfecto, entonces serán huevos —le dio un tierno beso y ella se fue a bañar.
Cuando salió de la ducha olía delicioso, definitivamente Edward cocinaba genial aunque fueran sólo los huevos. Antes de cambiarse se dirigió directamente a la cocina.
Edward se veía muy gracioso con su mandil de vaquitas, y bailando al ritmo de la canción que tarareaba, se sentía muy feliz.
—Huele delicioso amor, definitivamente los huevos son tu especialidad.
—Ya lo sé amor —dijo dándose la vuelta, la vio y su entrepierna reaccionó al instante —te ves exquisita —dijo con la voz ronca. Se encontraba con la toalla atada alrededor del busto, tenía el pelo suelto y por todo su cuerpo corrían pequeñas gotas de agua, haciéndola brillar con los rayos del sol que caían sobre su piel cremosa.
—Veo que tiene un enorme problemita Señor Cullen —dijo con una sonrisa en sus labios, Edward nunca podía resistirse a ella, ni ella a él.
—Es lo que mi querida esposa provoca en mí —se acercó para besarla.
—Me encantaría ayudarlo con su problema, pero su hijo y yo tenemos hambre y no queremos que el desayuno sea al carbón —terminó esquivándolo deliberadamente, y riéndose se sirvió la mitad del huevo que había en la sartén.
— ¿Así que le gusta jugar con fuego señora Cullen? —le dijo hablándole en el oído por detrás, sintió como se estremecía y sonrío— Pues tenga cuidado, porque se puede quemar —se retiró de su espalda y le quitó el plato— vamos siéntate, yo te sirvo.
Bella sentía que le temblaban las piernas cuando iba caminando hacia la mesa, ese hombre tenía un poder inigualable, nunca nadie pudo hacerla sentir como Edward, porque a él lo amaba, y le complacía saber que él también la amaba.
Terminaron de desayunar, y ella se fue a la habitación a cambiarse y a preparar su maleta con lo más necesario, Edward ya le tenía todo preparado en Atenas.
Abordaron el avión, ella se sentía como la primera vez que se subió a aquel avión privado, tenía miedo de la riqueza de Edward, y él se dio cuenta. Una vez sentados él le hablo al oído.
—No te preocupes amor, nada volverá a ser como la primera vez —ella asintió, la abrazó y colocó sus manos en su regazo. Sintió como se acompasaba su respiración, se había quedado dormida.
Todo el viaje fue sentado a su lado, Bella recordó que aquella vez no había sido así, la había dejado sola y se había encerrado en la cabina con el piloto, pero esta vez se durmió abrazado de ella todo el viaje, sólo despertaron cuando la azafata les avisó que se pusieran sus cinturones de seguridad.
El avión aterrizó y juntos salieron del aeropuerto tomados de las manos, iban caminando por el estacionamiento cuando Bella sintió una fuerte mirada a sus espaldas, volteo a ver, sólo había otros tres autos estacionados en ese piso, dentro de un sedán negro había una mujer, pudo distinguir por sus largos rizos, pero no la reconoció.
— ¿Pasa algo amor? —preguntó Edward viendo en la misma dirección.
—No, nada, vámonos — dijo sin darle importancia al asunto, seguramente eran suposiciones suyas, nada importante.
Se subieron al auto de Edward y se dirigieron a su nuevo hogar. En cuanto el auto se perdió de vista, la mujer del sedán negro se bajó.
—Ya me las pagarán Edward, eso lo juro, tú y tu esposa nunca serán felices —dijo con la voz cargada de odio, de rencor. Fumó un cigarrillo y se volvió a meter a su auto desapareciendo también.
hola soy aracely de peru me encanta esta historia puedes creer que lei todo en un dia primero en fanfiction y ahora encontre tu blogs me encanta que bella haya podido perdonar a edward por que el estaba todo arrepentidito y no se puede hacer sufrir nuestro edward jjajja pero igual estubo mal que ni la haya escuchado en su momento por eso en mi pais dicen un dicho que casado casa quiere nunca vivir con la suegra de lejitos noma jajajja, ah y esa victoria que quedra ahora seguro que viene aqui darles problemas pero seguro que el amor lo puede todo muero por saber que sigue me da mucha penita que no estes actualizando pero espero que la llegues a terminar prometo escribirte mas seguido ojala que leas esto mi correo es keytrim_12 @ hotmai . com
ResponderEliminarDios me quede toda intrigada!!
ResponderEliminarjo soy de Rumanía
ResponderEliminary yo adoro este fic
quiero absurda venganzaaaaaaaa!please . hace meses que estoy esperando...
ResponderEliminarporfis dime que terminaras la historia quiero leer mas y mas !!!!!!!!
ResponderEliminarsi por favor terminalas que estamos ansiosas por seguirte
ResponderEliminarMe encanto tu hisoria aunque hace tiempo que yo habia leido los primeros capitulos pero se me perdio y la e buerto a encontral esta impresionante por favor se que hacwe tiempo que no atualiza pero no nos dejes con la duda de que paso ya que Victoria quiere verganza
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